Ayer, de nuevo, nuestro ex-presidente hizo su aparición. El tercer libro de tan prolífico erudito ha sido presentado al público en general. En un acto rodeado de sus más incondicionales seguidores y lectores les habló del presente y del más allá. Les habló de intrigas de palacios y palacetes, de los valores y del saber estar. Y soltó la frase de rigor:
Hay que tener una profesión detrás, advirtió, para no aferrarse al sillón "como sea".
No vamos a extendernos mucho sobre las nuevas profesiones del "melón", ya que todos los que nos dedicamos a leernos de vez en cuando sabemos de que manera, y a través de que "prebendas" el nuevo Cervantes de la literatura española, ha accedido a los "curros" de los que ahora disfruta. Quizás, en breve, le veremos en el circo de la Formula 1, codeándose con los Briatore de turno.
Al igual que los terroristas planifican, cuándo, cómo y dónde atacar (según sus propias palabras), el supo, cuándo, dónde, y cómo buscarse el futuro, aprovechando su paso por la política nacional. El sillón del que disfrutó durante ocho años, le ha servido para tener una profesión detrás.
Lo dejó muy clarito ayer:
"Es bueno que un político pueda decir: me voy, y no tengo problema porque profesionalmente tengo donde ir. La vida, para mí, ni comienza ni termina en la política".
Valores son valores, ¿verdad señorito Aznar?
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