20 de abril de 2007

EL INCREÍBLE HOMBRE MENGUANTE


Increíble es leer lo que he copiado y pegado en el diario El Mundo de PJ.

Asombroso...

El increíble hombre menguante

Rajoy escucha una de las preguntas que le formularon durante el programa de TVE. (Foto: EFE)
20 de abril.- Rajoy llegó al plató de 'Tengo una pregunta para usted' (TVE1) con la ventaja de quien conoce el formato, las reglas del juego y el precio del café. Tenía la lección de la naturalidad bien aprendida, y una gran sonrisa grapada a su boquita de molusco bivalvo. Estaba crecido. Para dar el pego ante los cien miembros del jurado popular, sin duda había estudiado precios, cifras económicas y promesas electorales. Todos los deberes, excepto una cuestión tan baladí como echar una ojeada a su nómina y memorizar el número de ceros.
Los primeros minutos del programa fueron de una intensidad increíble. La primera pregunta, como sucedió con Zapatero, fue a la yugular: "¿Cree que la mentira es políticamente rentable? Su partido dijo que tenía la convicción moral de que el 11 M había sido obra de ETA". Al bueno de Rajoy se le desgrapó la sonrisa y el bivalvo se le puso mustio. "Yo, lo que digan los tribunales", acertó a responder.
La segunda fue a la femoral. Y la tercera, al paquete testicular. Le preguntaron por las mentiras, por la crispación, por las manifestaciones, por Irak, por el lamentable comportamiento que tiene su partido en el congreso... "Los diputados somos personas... no creo que la cosa sea para tanto, no me parece importante", dijo sobre sus malos modos en el Congreso. Fue una de las pocas veces en que, comprometido, no invocó a De Juana Chaos, uno de los comodines, junto a China y los chinos (¿), habituales en su discurso.
El problema con las cifras, el precio del café de Rajoy, llegó cuando una señora llamada Violeta le preguntó cómo se podía vivir con 300 euros al mes. Y cuánto ganaba él. Sorprendentemente Rajoy se desmoronó, encogió, desapareció: "Gano... eeeeeeeeeeh... bastante más que esa cantidad a la que usted ha hecho referencia, pero...". Otra cifra, como los famosos 80 céntimos, ponía contra las cuerdas a un aspirante sin recursos.
Cuando defendió a Acebes ("Creo que no mintió entre el 11 y el 14 de marzo"), y dio marcha atrás en su teoría de la conspiración, Rajoy parecía cualquier cosa menos el hombre moderno que proponía Descartes: aquel que busca la verdad sobre todas las cosas. Se asemejaba más al individuo pitagórico, condenado a arrastrar una tormentosa dualidad: encadenado por un lado a su prisión terrenal (sobrevivir a Aznar, Acebes y Zaplana), mientras sueña con la divinidad, ese estado de gracia que sólo alcanzará si algún día llega al olimpo de Moncloa.
Rajoy estuvo incómodo ante las preguntas incómodas y relajado ante las peritas en dulce. Trató a la gente de usted, exasperó a Milá por frenar el ritmo del programa y quiso ser campechano. Nada nuevo, ningún brillo, cero talento. Algunas frases incluso me molestaron profundamente: "a la gente no le importa la memoria histórica, a la gente le importan los problemas reales".
Si no existiera Gianni Vattimo, filósofo italiano padre del pensamiento débil, Rajoy podría convertirse en abanderado de un movimiento que se caracteriza por carecer de certezas. 'Tengo una pregunta para usted' confirmó que la derecha española necesita una profunda reforma que debería comenzar con los tres que ustedes imaginan y continuar con un Rajoy grande en la crispación, mediocre en la locución y menguante en la televisión.

Lo cierto es que vi casi toda la entrevista, y claro, no me gustó. Rajoy da imagen de ser buena persona, comprensivo, coherente, pero es insulso, parece carecer de contenido. Tras oír sus respuestas a la señora de Baleares que vota al PP desde los 18 años, a la enfermera valenciana, al minero, a la señora murciana a la que dejaba perpleja, parecía que el señor Rajoy no escuchaba. No se dio por aludido cuando le preguntaron sobre la Sanidad pública, derivada a hospitales privados, con salaríos bajos para el personal sanitario, y tiró balones fuera, hablando de que lo importante era una buena atención independientemente de quién la gestionara. Se enteró demasiado tarde de que la que hacía la pregunta era una persona que ejercía su profesión en una comunidad gobernada hace muchos años por su partido.

Lo mismo le pasó con su votante de Baleares, que criticó que el idioma catalán prevaleciera en el sistema de enseñanza sobre el castellano. Se dio cuenta tarde, pero eso pasa en una comunidad gobernada por su partido, Baleares.

A las preguntas sobre la especulación urbanística en la comunidad de Murcia, donde ellos también gobiernan, y en la costa gallega, donde gobernaron, silbó y especuló, y lo remató diciendo que lo mejor es la liberalización del suelo. ¿Más?

Habló mucho de China-a saber por qué-, como se cuenta en la crónica de El Mundo, de la importancia de saber inglés, de De Juana, que parecía haber estado de compras en el Corte Inglés y de la presencia de nuestras tropas en Líbano, Afganistán, Haití, y al parecer en los Balcanes. Le faltó decir: ¿y por qué aquí sí y no en Iraq? Sadam es el Hitler del siglo XXI y masacró a los kurdos, añadió.

Negó haber visto banderas del aguilucho en sus manifestaciones, pero sí afirmo haber observado muchas republicanas en las de la izquierda- aquí mintió como un "bellaco"-, habló del mundo global, y salió por "peteneras" cuando le mentaron la guerra de Iraq.

De sus declaraciones sobre lo que aconteció en los dos días posteriores al 14 M, mejor no digo nada, que me enervo.
La capacidad de "pelotilleo" del señor Rajoy si que quedó patente, con frases como: "aparenta usted menos años de los que tiene", "no se preocupe que se ha expresado muy bien", "me gustaría invitarla cuando usted quiera a charlar sobre el Estatuto Catalán"...Y utilizó muchas veces una frase parecida a: "Yo es que hago política y pienso en cosas más importantes", como si lo que la gente le preguntaba fuera algo superficial y carente de interés para su "lúcida" mente. De los "hilillos" que salían del Prestige, que alguien le nombró, no dijo nada. Seguro que no era relevante.

En resumen, nada nuevo bajo el sol de España.
Como anécdota nombrar la opinión de una señora, abuela según dijo, con 62 años, que se reconoció católica, que dijo sentirse perseguida por profesar dicha religión, por parte de los no los no creyentes y de los que profesan otras religiones. Se ve que el discurso de Rouco y sus "amigos" ha calado hondo en algunas buenas gentes.

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