7 de febrero de 2007

POR QUÉ EL TORO NO SUFRE, ¿POR QUÉ?


Las casualidades existen. Ayer tuve una buena prueba de ello. Cuando esperaba en la consulta del dentista, sobre la mesa de la sala de espera, había un ejemplar de El Mundo y otro de El País. Como tengo la costumbre de empezar los periódicos por el final, me encontré con un artículo de opinión de Rosa Montero, que titulaba: "Ay". Versaba sobre las desagradables experiencias que padecen los perros acogidos en la Sociedad Protectora de Palencia, en donde al parecer viven en unas horribles condiciones, y donde además son tratados con violencia. Cuando llegaba a las últimas líneas del artículo que encontré con una referencia a una persona que conozco (mejor dicho, conocí). Se trata de un compañero de promoción, que ahora ejerce sus labores, propias de nuestra profesión, en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. Se trata del doctor Illera, hijo del que era catedrático de Fisiología en los años que pasé en la facultad. Lo cierto es que cuando leí lo que comentaba sobre él, me quedé con cara de "pasmo turulato", como la propia Rosa. Reproduzco lo que de él se decía:


También produce cierta congoja la entrevista que sacan en la revista 6Toros6 con el profesor Illera, director del Departamento de Fisiología Animal de la Facultad de Veterinaria de la Complutense. Congoja y pasmo turulato, porque este veterinario (que, como tal, debería cuidar de los animales) dice haber hecho un estudio que demuestra que el toro de lidia no padece: "Yo podría aseverar perfectamente que ese animal no sufre. Así como lo digo: no sufre dolor", llega a asegurar en la impagable entrevista el tal Illera, que sin duda en su anterior reencarnación debió de ser astado de Mihura y por eso lo sabe. Sería hasta chistoso si no doliera.



Decidí, dado que, (de ser ciertas las palabras de mi compañero de profesión, los principios básicos de la Neurología y de los mecanismos del dolor, quedarían por los suelos) ponerme en comunicación con el Colegio de Veterinarios de Madrid a través de un correo electrónico. Recibí al poco rato la contestación: mi escrito junto a una copia del artículo de Rosa Montero y otra de las declaraciones del Dr. Illera en la revista 6 toros 6, serían enviadas al secretario del Colegio para su evaluación. Supongo que en breve responderán de nuevo a mi correo, con las aclaraciones que el secretario quiera hacerme. Prometo que nada más conocerlas os haré partícipes de sus conclusiones.

La verdad, me parece inaudito que un veterinario diga lo que el Dr. Illera ha dicho. No lo puedo creer, y más trabajando precisamente en la rama de Fisiología animal (ciencia que tiene por objeto el estudio de las funciones de los seres orgánicos). Cómo me cabe el beneficio de la duda, le he mandado un correo electrónico al Dr. Illera, en donde le ruego me aclare que es lo que le ha llevado a tan "extrañas" y poco científicas conclusiones, si es que es cierto que han salido de su boca. De momento no he recibido contestación.

El artículo donde al parecer han aparecido las declaraciones que comenta Rosa Montero se puede leer en el número 656 de la revista 6 toros 6, bajo el titulo: "Por qué el toro no sufre". Lo cierto es que no he podido tener acceso a él, y por lo tanto, no puedo afirmar o negar si lo que se dice en la columna de opinión titulada "Ay", es o no cierto.

Seguiremos informando, pero, si es verdad lo que Rosa Montero comenta, pediré una rectificación publica al Dr. Illera, o en su defecto, una explicación científica de tan novedosos descubrimientos, que de ser reales, le conducirán directamente al Nobel. Digamos que supondría que el sistema nervioso de los bóvidos, y en concreto del toro bravo, sería único en el reino de los mamíferos, cosa que no es "moco de pavo".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No soy veterinario ni nada del mundo de la medicina, pero si un poco aficionado taurino, y me gustaría decirle a R.Montero que una periodista de este nivel no puede permitirse el fallo de escribir Miura con h (Mihura) y menos siendo hija del matador Pascual Montero.

jezl dijo...

Bueno, si, este comentario ya lo he leído en algún sitio. Lo que no sabía es que Rosa es hija de un torero. Pero bueno, también parece increible que un director de departamento de fisiología la facultad de veterinaria de Madrid, no sepa lo que son y hacen las betaendorfinas, y ahí tienes el cuento que va contando.
¿Que te parece más grave?