Ayer, se celebró en Madrid un nueva manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo que dirige y manipula el Sr. Alcaraz, con los apoyos del PP, la COPE, Libertad Digital, Telemadrid y El Mundo.
El discurso de Don Agapito, "catedrático" de Filosofía es el ejemplo más claro de la manipulación política que esta asociación hace de las víctimas del viejo terrorismo de ETA y del más reciente terrorismo islámico. Es un ejemplo más del intento de desestabilización política y social que quieren llevar a cabo los que en las elecciones del 14 de Marzo perdieron toda su credibilidad.
Lo curioso de esta Asociación es que pretende monopolizar la representación de todas las victimas, cuando en realidad no la tiene. Detrás de ella se encuentra la FAES, que todos sabemos que es y a quién representa.
El discurso de Don Agapito me ha recordado el de un defensor de los santos valores tradicionales de la sociedad española que durante muchos años, impuso su doctrina en España. Esa España de los privilegios, de la unidad nacional, la portadora de los valores eternos. Esa que era Una, Grande y Libre y mataba para perpetuarse. Huele a rancio, a fascismo. Supongo que todos sabréis a que España me estoy refiriendo.
Entiendo el dolor de las víctimas y de sus familias, incluso entiendo su odio hacia los que hoy patalean en las juicios, insultan y se mofan de los jueces, y se declaran en huelga de hambre en nombre de no se que estúpidas ideas. Soy de los que piensan que es ridículo que el hecho diferencial de un ser humano lo marque una lengua, un rasgo físico, una bandera de colores, un baile o un paisaje, una comida, o un equipo de fútbol. Soy de los que piensan que los nacionalismos son un atraso, una manera de catalogar, un sin sentido. Todos y cada uno de los hechos diferenciales que se utilizan y manipulan para imponer cualquier tipo de idea o condición existencial me parecen un atraso, que convierte al ser humano, ni más ni menos que en un "mamaracho". Y me dan igual los llamados nacionalismos minoritarios, que los mayoratorios a los que dice representar Don Agapito.
Aquí se trata simple y llanamente de acabar con un fenómeno irracional y criminal como es el terrorismo, en este caso de ETA. Acabar con el otro, el islamista es mucho más complicado y me temo que lejos de las opciones de solución política. Es el momento de conseguirlo, de dialogar con quién sea, de dejarlo en manos de quienes están capacitados para llevarlo a cabo. Es hora de que la AVT entienda que en caso de un hipotético referéndum sobre la autodeterminación, serán los propios vascos quienes dejen a ETA y a los nacionalistas radicales vacíos de toda credibilidad. ¿Es tan difícil entender esto?, o es que no interesa entenderlo. Habrá que pagar un precio político, claro, ¿y qué?. ¿Supone esto olvidarse de todos aquellos que fueron asesinados por una banda terrorista, que no se cree ya ni una sola de sus ideas?. Rotundamente no. Será la manera de que ni un solo inocente más sea asesinado, será la manera de que nunca más tengamos miedo, de que nosotros, nuestros hijos, o cualquier otro ciudadano no se levante cada día pensando que le puede tocar. Será la manera de acabar con algo tan absurdo como morir por algo, que ni siquiera los que empuñan las armas se creen.
Si eso supone que un pequeño territorio del norte de España hable una única lengua que solo los que allí vivan van a entender, ¿ a mi que coño me importa?.
Si eso supone que en los balcones de las instituciones oficiales tan solo esté su bandera, ¿ a mi que coño me importa?.
Si eso supone que en ese territorio sólo habrá médicos, abogados, ingenieros o veterinarios autóctonos, ¿ a mi que coño me importa?.
Seamos serios y dejemonos de estupideces. Muchos de los muertos por ETA, pensaban como yo, muchos. Muchos no eran políticos, ni militares, ni entendían de banderas, ni de folklores. Hoy en su nombre, la AVT habla de asesinados por defender una unidad territorial, una bandera, una democracia, una manera de vivir.
Están equivocados, muy equivocados, y tienen la suerte de que los muertos por desgracia, no hablan.
Los Discursos:
http://estaticos.elmundo.es/documentos/2006/11/25/discursoavt.pdf
El discurso de Don Agapito, "catedrático" de Filosofía es el ejemplo más claro de la manipulación política que esta asociación hace de las víctimas del viejo terrorismo de ETA y del más reciente terrorismo islámico. Es un ejemplo más del intento de desestabilización política y social que quieren llevar a cabo los que en las elecciones del 14 de Marzo perdieron toda su credibilidad.
Lo curioso de esta Asociación es que pretende monopolizar la representación de todas las victimas, cuando en realidad no la tiene. Detrás de ella se encuentra la FAES, que todos sabemos que es y a quién representa.
El discurso de Don Agapito me ha recordado el de un defensor de los santos valores tradicionales de la sociedad española que durante muchos años, impuso su doctrina en España. Esa España de los privilegios, de la unidad nacional, la portadora de los valores eternos. Esa que era Una, Grande y Libre y mataba para perpetuarse. Huele a rancio, a fascismo. Supongo que todos sabréis a que España me estoy refiriendo.
Entiendo el dolor de las víctimas y de sus familias, incluso entiendo su odio hacia los que hoy patalean en las juicios, insultan y se mofan de los jueces, y se declaran en huelga de hambre en nombre de no se que estúpidas ideas. Soy de los que piensan que es ridículo que el hecho diferencial de un ser humano lo marque una lengua, un rasgo físico, una bandera de colores, un baile o un paisaje, una comida, o un equipo de fútbol. Soy de los que piensan que los nacionalismos son un atraso, una manera de catalogar, un sin sentido. Todos y cada uno de los hechos diferenciales que se utilizan y manipulan para imponer cualquier tipo de idea o condición existencial me parecen un atraso, que convierte al ser humano, ni más ni menos que en un "mamaracho". Y me dan igual los llamados nacionalismos minoritarios, que los mayoratorios a los que dice representar Don Agapito.
Aquí se trata simple y llanamente de acabar con un fenómeno irracional y criminal como es el terrorismo, en este caso de ETA. Acabar con el otro, el islamista es mucho más complicado y me temo que lejos de las opciones de solución política. Es el momento de conseguirlo, de dialogar con quién sea, de dejarlo en manos de quienes están capacitados para llevarlo a cabo. Es hora de que la AVT entienda que en caso de un hipotético referéndum sobre la autodeterminación, serán los propios vascos quienes dejen a ETA y a los nacionalistas radicales vacíos de toda credibilidad. ¿Es tan difícil entender esto?, o es que no interesa entenderlo. Habrá que pagar un precio político, claro, ¿y qué?. ¿Supone esto olvidarse de todos aquellos que fueron asesinados por una banda terrorista, que no se cree ya ni una sola de sus ideas?. Rotundamente no. Será la manera de que ni un solo inocente más sea asesinado, será la manera de que nunca más tengamos miedo, de que nosotros, nuestros hijos, o cualquier otro ciudadano no se levante cada día pensando que le puede tocar. Será la manera de acabar con algo tan absurdo como morir por algo, que ni siquiera los que empuñan las armas se creen.
Si eso supone que un pequeño territorio del norte de España hable una única lengua que solo los que allí vivan van a entender, ¿ a mi que coño me importa?.
Si eso supone que en los balcones de las instituciones oficiales tan solo esté su bandera, ¿ a mi que coño me importa?.
Si eso supone que en ese territorio sólo habrá médicos, abogados, ingenieros o veterinarios autóctonos, ¿ a mi que coño me importa?.
Seamos serios y dejemonos de estupideces. Muchos de los muertos por ETA, pensaban como yo, muchos. Muchos no eran políticos, ni militares, ni entendían de banderas, ni de folklores. Hoy en su nombre, la AVT habla de asesinados por defender una unidad territorial, una bandera, una democracia, una manera de vivir.
Están equivocados, muy equivocados, y tienen la suerte de que los muertos por desgracia, no hablan.
Los Discursos:
http://estaticos.elmundo.es/documentos/2006/11/25/discursoavt.pdf
Como era de esperar, una vez terminada la manifestación se entrecruzan los datos de la Comunidad de Madrid y del gobierno de la nación en cuanto al número de asistentes. Según los primeros, 1.300.000 personas, según los segundos 130.000. Nada más y nada menos que 1.170.000 personas de diferencia.
Menos mal que desde hace tiempo contamos con un método científico de contar manifestantes. Pues bien, el número real de asistentes fue:
Saquen sus conclusiones, pero casualmente siempre mienten los mismos.
1 comentario:
La AVT deberia hacer un a refelexión sobre el "a donde vamos" por que si se sigue mezclando con el PP y la derecha mas rancia de este pais, perderán la esencia y los valores de los cuales (y por desgracia) se hicieron acreedores.
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