5 de junio de 2007

CARTA A DOÑA MARGARITA PONCE ZARZA


Estimada señora:
He oído sus declaraciones en el programa de Jimenez Losantos en la Cadena COPE, y no sé en que tiempo vive usted, y en el que quiere que viva su hija.
Nuestro gobierno, elegido democráticamente en Marzo de 2003, ha decidido legal y legítimamente introducir una nueva asignatura en la sistema de enseñanza. Pero no la ha hecho unilateralmente, sino consensuandolo con todos los colectivos implicados en la enseñanza. Se llamará Educación para la Ciudadanía. ¿Tiene usted algo contra la educación?

Añade en la entrevista, que cuando se sepa realmente el contenido de dicha asignatura, faltará poco para que usted y los que piensan de forma parecida, salgan a la calle y nos monten otro numerito. A no, perdón, que lo suyo es la “rebelión cívica”, es decir la insumisión. Usted ha hecho que su hija de 16 años aparezca en varios medios de comunicación y hoy, usted misma ha dado su mitin en la COPE.

Presume de que la carne de su carne, es muy madura para la edad que tiene (gracias a la educación recibida), y que le ha sorprendido la repercusión que ha tenido su iniciativa. Claro que sorprende, pero no el acontecimiento en si, sino que haya todavía en el año 2007 gente con ideas como las suyas y las de su hija.
Y no señora, no somos tontos, no vaya usted de sobrada y de listilla. Los que tenemos hijos con una edad similar a la de la suya "no nos chupamos el dedo” o si lo prefiere “no nos hemos caído de la higuera”. Hemos vivido, hemos aprendido y hemos sacado nuestras conclusiones, tenemos nuestras ideas, credos y pensamientos. Sabemos que toda esta campaña forma parte de un montaje, del que usted ha querido ser protagonista. No me voy a creer que por muy “madura” que sea su descendiente directa, se le haya ocurrido a ella misma montar el número del que ahora usted se vale para saltar a la fama.

Se pregunta en la entrevista que si los socialistas tenemos hijos. Pues claro, no vamos a tener marcianos. Aunque eso sí, a veces, hacemos el amor con nuestras parejas simplemente por disfrutar, y algunos incluso se ponen una cosa que se llama preservativo. Nuestros hijos tienen cerebro, piernas, brazos y pene o vagina según su sexo. También los habrá homosexuales, no se horrorice. Tenemos hijos no bautizados, otros que no han ido nunca a misa, otros que nunca han comulgado, los tenemos, claro que los tenemos. ¿Podemos tener hijos? ¿Podemos ser socialistas, comunistas, anarquistas, rojos en general o agnósticos o ateos? ¿Hay que pedir permiso? ¿Debemos ser exterminados?

Nuestros hijos evidentemente son diferentes a los suyos. ¿Tenemos derecho a que lo sean? ¿Nos puede alegrar que sean libres? ¿Nos podemos sentir orgullosos que así sea? ¿Pretende usted hacernos partícipes de la creación de un ente único que viva según le parezca conveniente a usted y a su moral? Convendrá usted conmigo en que en harás de la democracia, a la que tanto menciona en la entrevista, podré elegir libremente con qué quiero que perviertan a mis hijos.
¿Sabe usted que no es la única que pasa muchas horas del día educando en lo cree mejor para ellos? o piensa que los nuestros viven colgados de un árbol y llevan “taparrabos”. El problema es que lo que es bueno para usted, no lo es para mi, ni para muchos otros.
Lo suyo es el crucifijo, lo mío si me lo permite, que mi hija, si se da el caso, ponga fin a un embarazo no deseado, con la píldora o con el aborto. Derechos inalienables, se llaman, creo. Que sea tolerante, que sea capaz de escuchar, de conocer todas las religiones, de vivir su sexualidad como la parezca conveniente, de ser parte de un hecho diferencial que es el ser humano, de saber cuales son sus derechos y obligaciones, de ser solidaria, de conocer todas las opciones que de una u otra manera la permitan disfrutar de SU vida. Con la suya y la de su insumisa, haga usted lo que la parezca conveniente.
Qué a usted la parece mal, pues vale, pero al igual que nadie va a obligar a su hija a abortar o a tomarse una píldora, tampoco debe usted obligar a los demás a que hagan lo contrario. ¿Se cree usted portadora de algún valor o conocimiento que la haga estar por encima del bien y del mal o del resto de los seres humanos? ¿Está su grado de tontería por debajo del mío o del resto de los mortales?
Es usted, ni más ni menos que una totalitaria. Usted no deja títere con cabeza. ¿Sabrá usted que la homosexualidad existe? Su comentario sobre los besos delante de los leones del Congreso, es de nazi, señora. Lo que haría usted con ellos es lanzarlos al circo y que se los comieran los leones de verdad o simplemente hacerles una lobotomía. Para que quiere usted semejantes pervertidos viviendo en el mismo mundo que la insumisa de su hija, pobrecita.
Dice usted que las últimas elecciones ha votado al PP pero como mal menor, tapándose la nariz, y que vivimos en la cultura de la muerte. La muerte está en África, señora, en los campamentos de refugiados palestinos en el Líbano, en Iraq, en Afganistán, en donde la gente pasa hambre y penurias.
La he oído comentar que trabaja usted en un voluntariado, ¿de qué señora? No será de las que una vez al año, durante una semana, montan el rastrillo de la aristocracia, para lavar sus conciencias y conseguir el perdón de sus pecados. ¿Voluntarios por la caridad y la limosna? ¿Voluntarios por una vida católica, apostólica y romana? Sea usted voluntaria de lo que crea conveniente, pero además de sus “buenas” obras, hay gente que trabaja por otras igual de buenas o valiosas que las suyas, y que no tienen que rezar, llevar una cruz sobre el pecho, o bendecir los alimentos que cada día van a comer. ¿Tienen derecho a ser diferentes, a ver la vida y el mundo desde otro punto y con otra perspectiva?
Si no viviéramos en una democracia como usted afirma, la persona que hoy la entrevistado, no tendría la posibilidad de hacerlo. Él no tendría un programa de radio, ni una página digital y usted no habría podido expresarse. Los dos, usted y él, estarían en la cárcel o habrían sucumbido como los “maricones” bajo las garras y los mordiscos de los leones. Quizás a usted la hubieran lapidado o no, vaya usted a saber. Quizás, por sus ideas, si hubiera nacido en Afganistán estaría del lado de los talibanes o de los Señores de la Guerra, con sus estrictas leyes sobre las mujeres.
¿Me podrá usted dar una razón, tan sólo una, por la que muchos padres ateos, agnósticos, budistas o de cualquier otro credo han tenido que asumir durante años que sus hijos fueran instruidos en el catolicismo? ¿Me podría usted decir por qué no han tenido el mismo derecho que ahora usted alienta para usted y su hija? ¿Quién establecía las normas de enseñanza durante todo ese tiempo en que usted no levantó la voz contra este tipo de atropellos?
Con esta asignatura no se adoctrina a nadie, a diferencia de lo que se hacía con la que ahora, afortunadamente, es una asignatura optativa. ¿Pretende usted que su religión vuelva a ser obligatoria en los colegios?
Señora, vive usted en un país occidental, evolucionado, democrático y libre, en donde las opciones ya las puede elegir cada uno. Todavía hay cosas que mejorar, como que nuestra Constitución nos diga que España es un país laico y no aconfesional, pero todo llegará, tarde o temprano. Es el camino de la libertad de elegir, esa que usted nos niega. De decidir, de pensar, de disponer de nuestras vidas según nos dicte nuestra conciencia y nuestro credo.
Estimada señora, a mi sus opiniones no me dan pena, simplemente me causan espanto. No decaiga, siga adelante, que doña Esperanza a la que usted tanto admira ya le está echando una mano.

Se que mi carta no la hará cambiar de opinión, aunque no la iría mal leer alguna voz más autorizada que la mía.

2 comentarios:

Gracchus Babeuf dijo...

Querido compañero: Qué bonito es tener hijos en libertad!

Anónimo dijo...

Pobres desgraciadas. Pues no le queda nada que pasar.

Supongo que está niña llegará virgen al matrimonio, verdad?

Tendrá novio? y cuando les pica...que hacen?

Anda ya!!!!