SGAE: CUANDO ALGUNOS CONFUNDEN LA VELOCIDAD CON EL TOCINO

CDs compartidos para protestar contra Jarabe de Palo
Un grupo de jóvenes regala 80 copias caseras del último disco del grupo, a la entrada de su concierto, para protestar por su postura sobre la piratería
ELPAIS.com - Madrid - 05/05/2007

-Me he descargado todos tus discos de internet pero procuro ir a todos los conciertos que das cerca de donde vivo. Soy mala persona?? -Eres un ladrón, lo cual no quiere decir que seas una mala persona.
Este diálogo, que el cantante Pau Donés sostuvo hace más de un mes con un lector en elmundo.es había provocado hasta ayer protestas en numerosas comunidades de Internet. En ellas muchos usuarios acusaban al líder de Jarabe de Palo de confundir las posibilidades legales de compartir música con la piratería, y de atacar por ello a todos los usuarios, incluso a sus propios seguidores.
Un grupo de jóvenes de Zaragoza dio ayer un paso más en la protesta al organizar un reparto de copias del último disco del grupo, "Adelantando"... en la entrada de un concierto, según relata Guillermo Latorre en el blog HacheMuda. Armados con una pancarta y 80 CDs recién grabados, se presentaron junto a la cola de acceso y allí distribuyeron su particular cargamento.
"La gente se extrañaba mucho de que les regalásemos un disco porque sí, se interesaban por las razones, y entonces comentábamos todo eso de lo que piensa Pau Donés de la gente que se descarga canciones. Y hemos demostrado que descargarte un disco y luego grabarlo y regalarlo no es un delito, sino ganas de compartir", afirma Latorre.

Cuando a Ramocín, a Teddy Bautista o a Pau Donés y demás, les tengan que operar de algo, deberían cobrarles un canon o varios. El primero por el cirujano inventor de la técnica quirúrgica que se les realice. Deberán pagar también un plus por él que mejoró la anestesia que les será aplicada y que reducirá el riesgo anestésico; y si no, que les duerman con formol o simplemente con unos whiskys mientras muerden un cuchillo. Otro plus por él que creó el instrumental quirúrgico que será utilizado en su intervención. Otro, por los inventores de los aparatos con los que se les diagnosticó su dolencia; y también por él que inventó el analizador con el que les hicieron la analítica del preoperatorio. Una vez intervenidos, deberán pagar otro plus a todos aquellos investigadores que han hecho posible que los dolores post-operatorios sean los mínimos, para que ellos se encuentren lo mejor posible; y otro a los inventores de todos los medicamentos que les serán suministrados. Y podría seguir sumando pluses y cánones, pero no tiene sentido. Al fin y al cabo estamos hablando de derechos de autor, de lo que llaman propiedad intelectual, ¿no? Pues todos los nombrados anteriormente son autores y propietarios intelectuales de todas esas maravillas. A pagar, hermanos.

Yo soy autor de artículos veterinarios, que pueden ser consultados en internet y ni cobro por ello, ni quiero cobrar. Otra cosa es que me paguen en una revista cuando escribo para ella, como ellos cobran de sus discográficas y de las ventas de sus creaciones y de sus conciertos. Las revistas en las que se encuentran mis artículos pasan de mano en mano, ¿debería ser prohibido? No se puede rizar tanto el rizo. ¿Tendremos que cobrar los blogeros a cada uno de los que nos leen? Lo que escribimos también es una propiedad intelectual, como lo son las fotos que obtenemos con nuestras cámaras, y "colgamos" en la red.

Si seguimos este mismo razonamiento, yo tendré que cobrar un plus por cada protocolo terapéutico que aplique a mis pacientes, perros y gatos, que ingresaré en la cuenta bancaria del creador de esos tratamientos. Y me forrare si algún día invento alguno. Cada "colega" que lo aplique ya sabe, a pasarme la minuta. Y suma y sigue.
Si fuerais mejores músicos, cómo Peter Gabriel (risas) y aún más, mejores personas, nada de lo que he escrito, tendría el más mínimo sentido.
Y lo dice uno que jamás ha comprado un cd o una película pirata, pero que reconoce haberse bajado mucha música de internet. Lo hago y lo seguiré haciendo.
La última vez que tuve que enfrentarme a un representante de la este colectivo, fue hace años en mi negocio. Apareció por allí un representante de la SGAE, para decirme que como tenía un pequeño radio-cd en la sala de espera, con el que amenizaba la espera a mis clientes, debía pagar un canon. Lo cierto es que no le dejé que me diera más explicaciones, porqué muy cortésmente le invité a que abandonara mi establecimiento. Tendrá usted noticias mías, me dijo. Todavía estoy esperando la "ampliación" de su lamentable discurso.