El Mundo se ha adelantado unos días y en su edición de hoy se puede ver un monográfico sobre la legalización del PCE. El 9 de Abril se cumplirán treinta años.
Me ha hecho mucha ilusión porque aquel día me encontraba con varios compañeros, encerrado en la sala de juntas de la facultad de Veterinaria en que estudiaba mi carrera, después de reventar de una patada la puerta. Era la sala en donde se realizaban los claustros de facultad, así qué teníamos una mesa enorme, unas cómodas sillas, algún sofá, unos sillones, y un duro suelo en el que dormíamos. El encierro se planteo porque para llegar a la facultad tan sólo teníamos dos opciones:
Pasar por un subterráneo que estaba y está situado a la altura de la facultad de Políticas y Sociología (actualmente Estadística) o jugarnos la vida cruzando la que entonces se llamaba carretera de La Coruña. El caso es que en el subterráneo algunas compañeras ya se habían llevado algún susto por acoso de exhibicionistas e incluso se produjo un intento de violación. El cruzar la carretera le costó la vida a un compañero, así que decidimos hacer lo que teníamos que hacer. Allí hubo gente del PCE, de la ORT, del PT, de LCR, de CNT, del PSP y de nadie en particular. Discutíamos sanamente de como queríamos que fuera España y nos sentimos muy unidos por aquella iniciativa, a la que añadimos lo que se llamó Gestión Democrática de la Universidad. Bueno, yo en aquella época iba más lejos y pedía la Autogestión de la Universidad.
Recuerdo especialmente aquel día, porque desde el PCE se nos mandó una estupenda tarta con unas cuantas velas que simbolizaban los días que allí llevábamos encerrados. Era blanca, con una hoz y un martillo de color rojo.
Valió la pena. El puente elevado que se puede ver todavía hoy frente a la facultad de Veterinaria, está gracias a aquel encierro, que duró si mal no recuerdo unos quince días. Las batallas del abuelo...
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